Bañar a un niño con discapacidad puede ser un reto para muchos padres, pero también una oportunidad para compartir un momento de intimidad, relajación y diversión con su hijo.
En este artículo de Bienestaris, te ofrecemos algunas técnicas y trucos para bañar a niños con discapacidad de forma segura, cómoda y placentera.
¿Qué beneficios tiene el baño para los niños con discapacidad?
El baño es una actividad que tiene múltiples beneficios para los niños con discapacidad, tanto a nivel físico como psicológico. Algunos de estos beneficios son:
- El agua favorece la relajación muscular y articular, aliviando las tensiones y los dolores que puedan tener los niños con discapacidad.
- El agua facilita el movimiento y la coordinación de los niños con discapacidad, ya que reduce el peso corporal y ofrece una resistencia suave. Esto les permite realizar ejercicios que fuera del agua les resultarían difíciles o imposibles.
- El agua favorece el desarrollo sensorial de los niños con discapacidad, al ofrecerles una variedad de estímulos táctiles, auditivos, visuales y olfativos. El agua también les ayuda a regular la temperatura corporal y a percibir las sensaciones de frío y calor.
- El baño es una oportunidad para fomentar la autonomía y la autoestima de los niños con discapacidad, al permitirles participar activamente en su higiene personal y en la elección de los productos y accesorios que quieran usar.
- El baño es un momento de interacción social y afectiva entre el niño y sus padres o cuidadores, que refuerza el vínculo emocional y la comunicación. El baño también puede ser una ocasión para compartir el juego con otros niños o hermanos, favoreciendo la integración y la convivencia.
¿Qué precauciones hay que tener al bañar a un niño con discapacidad?
Bañar a un niño con discapacidad requiere tener en cuenta algunas precauciones para evitar accidentes o complicaciones que puedan poner en riesgo su salud o su seguridad. Algunas de estas precauciones son:
- Antes de bañar al niño, hay que preparar todo lo necesario: toallas, jabón, champú, esponja, juguetes, etc. Así se evita dejar al niño solo en el baño o tener que moverlo innecesariamente.
- Hay que elegir un lugar adecuado para el baño: una bañera, una ducha o un lavabo, según las preferencias y las posibilidades del niño. Hay que asegurarse de que el lugar sea cómodo, accesible y seguro para el niño y el adulto que lo baña.
- Hay que adaptar el lugar del baño a las necesidades del niño: colocando barras de apoyo, asientos o cojines antideslizantes, alfombras o esterillas, grúas o elevadores, etc. Estos elementos facilitan el traslado, la sujeción y el aseo del niño con discapacidad.
- Hay que regular la temperatura del agua: ni muy fría ni muy caliente, entre 35 y 37 grados centígrados. Hay que comprobar la temperatura con un termómetro o con el dorso de la mano antes de introducir al niño en el agua. Hay que evitar los cambios bruscos de temperatura que puedan causarle un shock térmico al niño.
- Hay que vigilar constantemente al niño durante el baño: no dejarlo solo ni un momento, ni siquiera para contestar el teléfono o abrir la puerta. Hay que estar atento a sus reacciones, sus necesidades y sus posibles molestias. Hay que evitar que el niño se resbale, se golpee, se queme o se ahogue en el agua.
- Hay que respetar el ritmo y las preferencias del niño: no forzarlo a bañarse si no quiere o si tiene miedo, sino buscar alternativas o incentivos para que el baño sea una experiencia positiva.
¿Qué técnicas y trucos hay para bañar a un niño con discapacidad?
Bañar a un niño con discapacidad puede ser una tarea fácil y divertida si se aplican algunas técnicas y trucos que faciliten el proceso. Algunas de estas técnicas y trucos son:
Establecer una rutina de baño
Bañar al niño a la misma hora y en el mismo lugar cada día, para que se acostumbre y se sienta seguro. Crear un ambiente agradable y relajante, con música, luces, aromas, etc. Explicarle al niño lo que se va a hacer y por qué, para que colabore y comprenda.
Elegir el método de baño más adecuado
Según el tipo y el grado de discapacidad del niño, se puede optar por diferentes formas de bañarlo. Por ejemplo, si el niño tiene una discapacidad física leve o moderada, se puede usar una bañera o una ducha con asiento. Si el niño tiene una discapacidad física severa o una discapacidad intelectual, se puede usar un lavabo o una palangana con esponja.
Incorporar el juego al baño
Para que el baño sea más divertido y estimulante para el niño, se pueden usar juguetes apropiados para el agua, como patitos, barcos, esponjas, etc. También se pueden hacer juegos con el agua, como salpicar, soplar burbujas, hacer espuma, etc. Estos juegos favorecen el desarrollo cognitivo, físico y social del niño con discapacidad.